Cambia tus creencias, cambia tu vida

 

“Tanto si piensas que puedes, como que no puedes estás en lo cierto”  Dijo Henry Ford y tenía toda la razón.

Las creencias

Nuestros pensamientos o creencias son los responsables de generar la emoción en nuestro cuerpo y la emoción es el combustible que nos prepara para la acción. Gráficamente se ve así:

Situación      —–>           Creencia  —–>       Emoción    —–>        Conducta

Las creencias son certezas que tenemos respecto a todos los temas; desde ¿quién soy yo?, ¿qué soy capaz de hacer?, ¿qué esperar de mi trabajo?,¿cómo es la política en mi país?, ¿cómo actúa el sexo opuesto? y así infinidad de creencias.

Las comenzamos a almacenar, incluso desde antes que desarrollemos el lenguaje, cuando aún ni siquiera tenemos la capacidad para cuestionar lo que escuchamos, de nuestros padres, abuelos, familia, de nuestros amigos, de la sociedad y luego de las conclusiones que nosotros mismos sacamos del mundo.

Las creencias nos ordenan ya que nos dicen hacia donde ir y así nos evitan tener que sacar conclusiones a cada rato. Somos fieles a nuestras creencias y sobre todo a las creencias que tenemos acerca de quienes somos.

Por ejemplo, si yo me defino como una persona puntual, pasará de todo pero yo siempre llegaré a la hora y por el contrario si yo me defino como una persona impuntual, aunque viva a lado de donde voy, siempre llegaré tarde.

Las creencias programan a la mente y la mente no las cuestiona, sólo las  obedece. Es más, una vez que la creencia está implantada, la mente siempre va a buscar evidencias que respalden a la creencia.

Esta función la ejerce el sistema reticular, que es el encargado de escoger de todos los megabytes de información que recibe del entorno, en dónde se va a enfocar, mejor dicho; qué es lo que va a ver.

El tema con las creencias es que dependen unas de otras. Si tumbamos una creencia, todo el sistema de creencias tienen que reacomodarse y habrá que replantear creencias y conductas que cambiar.

Esto implica mucho trabajo y como la mente actúa de manera eficiente, siempre tratará de utilizar la menor cantidad de energía posible. Por esta razón la mente siempre luchará para quedarse con lo ya conocido, dentro de su zona de confort.

Este es el mecanismo que te mantiene en esa relación que ya no te hace feliz, pero donde te sientes cómoda; en ese trabajo que no te gusta y dónde hace mucho dejaste de aprender.

Zona de Confort:

Es un estado donde te sientes cómodo, pero no feliz. Donde no hay retos, incomodidades, pero tampoco hay crecimiento. Como te explicaba, la mente luchará por mantenerse en la zona de confort, por que salir de ésta implica utilizar más energía ya que hay que hacer cosas diferentes.

Entonces la mente dice cosas como:

“¿Para qué me voy a cambiar de trabajo, si estoy bien acá?”

“La situación está muy difícil, no están contratando a nadie ahora”

“Todos los hombres son malos, para qué voy a terminar con Pedro, mejor me aseguro”

Y así se inventa una infinidad de razones conocidas como creencias limitantes, para quedarse dentro de la zona de confort.

Creencias Limitantes

Son las razones que tenemos para quedarnos en nuestra zona de confort, para no incomodarnos, para no ir más allá. Digo razones, porque la mayoría de veces, estamos convencidos de que son verdad, pero si miramos detenidamente nos vamos a dar cuenta que no son verdades absolutas y se pueden cambiar.

Existen tres tipos de creencias limitantes:

1) El objetivo es imposible: No importa lo que haga, no se puede. Estas creencias siempre van cambiando con el tiempo. Así en los deportes siempre vemos que los records son superados. Antes las mujeres no podían estudiar ni trabajar, ahora hasta son presidentas. Antes no se podía trabajar desde casa y para la generación que nos sigue, seguro va a ser de lo más normal.

2) No tengo la capacidad: Tienen que ver con el auto-concepto que construí de mí mismo, ¿cómo me defino como persona? Si me acepto como una persona perezosa, entonces así me comportaré, porque en algún momento de mi vida, decidí que yo era así e implanté esa creencia en mí.

3) No me lo merezco: Viene de la sensación de no valer lo suficiente y por ende no merecer. Si pienso que no soy merecedor, jamás me esforzare por conseguir algo. En cambio; si pienso que me lo merezco, lucharé con todas mis fuerzas hasta conseguirlo.

¿Cómo reconocer las Creencias Limitantes?

Primero que nada, tenemos que aprender a diferenciar un hecho de una creencia. Un hecho es una verdad absoluta, tan absoluta que no genera discusión, más bien consenso. Por ejemplo:

  • El sol sale de día.
  • Los gatos maúllan.
  • Perú clasificó al mundial de futbol en el 2018.

En cambio, una creencia es una interpretación de la realidad y sí genera discusión porque no todas las personas tenemos las mismas creencias.

  • El sol es bueno para la salud.
  • Los gatos son lindos.
  • Perú tiene un excelente equipo de futbol.

Muchas veces consideramos una creencia como una verdad absoluta o un hecho, porque normalmente nuestro círculo social está conformado por personas que comparten las mismas creencias. Por ejemplo:

  • Todos los hombres/mujeres son iguales.
  • La situación está difícil.
  • No tengo tiempo para…

Por esta razón tenemos que comenzar a distinguir entre un hecho y una creencia. Además, las creencias si se pueden cambiar y el hecho no.

Una vez definida la creencia, tengo que preguntarme que efecto causa en mí, si me está limitando, hace que me quede en mi zona de confort, entonces es una creencia limitante y tengo que transformarla en una creencia poderosa.

Creencias poderosas

Son esas creencias que me invitan a salir de mi zona de confort, que me llenan de seguridad, autoconfianza y me impulsan a hacer cosas diferentes que generen cambios positivos en mi vida. Por ejemplo:

  • Hay un montón de hombres/mujeres interesantes.
  • Si me concentró y me enfocó conseguiré un mejor trabajo.
  • Puedo organizarme mejor y tener tiempo para…

Recordemos el esquema de:

Situación    —–>         Creencia       —–>      Emoción   —–>     Conducta

Probemos con una creencia limitante:

Situación: Estoy aburrida de mi trabajo

Creencia: La situación está difícil, ahora no contratan a nadie

Emoción: Demotivación, tristeza, desesperanza, resignación.

Conducta: Me quedo en mi trabajo, ni siquiera intento buscar otra opción y cada vez que puedo me quejo de mi trabajo.

Probemos con una creencia poderosa:

Situación: Estoy aburrida de mi trabajo

Creencia: Voy a buscar hasta que encuentre algo mejor.

Emoción: Motivación, Esperanza, expectativa.

Conducta: Preparo mi cv, comienzo a buscar trabajo en los portales de internet, habló con mis conocidos y estoy atento a cualquier oportunidad.

Para cambiar la situación o realidad actual, lo primero que tengo que hacer es cambiar mi creencia, porque de mi creencia depende mi emoción y mi conducta. Mi situación/realidad sólo la cambiaré haciendo cosas diferentes a las que me llevaron a esta situación, para esto, el primer paso es cambiar mi creencia limitante, por una creencia poderosa.

¿Cómo saber si tengo una creencia limitante?

Si es que hace mucho tiempo quieres hacer algo o tener algo y aún no lo haces/tienes, es porque tienes una creencia limitante. La razón que te das para no hacer/ tener eso que quieres es tu creencia limitante.

Pasos para transformar tu creencia limitante en creencia poderosa:

  1. Diferenciar si es hecho o creencia.
  2. Identificar la creencia y ponla en una oración. Por ejemplo: “La situación del país está difícil, no podré conseguir un trabajo que me guste y me pague bien”.
  3. Primero cuestionate ¿de dónde viene esa creencia?, ¿desde cuándo la tienes?, ¿de quién es?, ¿qué decía tu familia respecto al trabajo?, ,¿qué idea tienes respecto al trabajo?, ¿Tienes alguna ganancia secundaría por estar en un trabajo que no te guste?
  4. Identifica la emoción que genera esta creencia en ti y la conducta que genera la emoción.
  5. Busca modelos reales de personas que tengan un trabajo disfruten y estén contentos con lo que ganan.
  6. Identifica la creencia que estas personas tienen, la emoción que genera y la conducta.
  7. Arma tu creencia poderosa, sería algo así como: “Es más fácil ganar más con un trabajo que me guste, por que estaré más motivada y lo haré mejor.”
  8. Identifica las conductas que acompañarán a este pensamiento y practícalas. Por ejemplo: buscar trabajo, llamar a tus contactos, etc.
  9. Cuando se te cruce el pensamiento limitante, porque va a tomar un tiempo cambiarlo. Di: “Me doy cuenta de que tengo una creencia limitante que dice “La situación del país está difícil, no podré conseguir un trabajo que me guste y me pague bien”. Esto va a crear un espacio entre la creencia limitante y tú que te dará mayor control sobre el efecto que puede ejercer en ti. Di: “Ya no creo esto, ahora me he dado cuenta de que: es más fácil ganar más dinero, con un trabajo que me guste, por que estaré más motivada y lo haré mejor.”

Tienes que ser constante y antes de lo que piensas tu creencia cambiará y tu realidad también.

Photo by Pro Church Media on Unsplash

 

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