Miedo al rechazo
Emmanuel Macron, es el nuevo presidente de Francia, él tiene 39 años, y su esposa, Brigitte Trogneux, 64 años. Cuando se conocieron, él tenía 15 años y ella 39 años. Ella era su profesora de drama en el colegio.
¿Cuántas veces Brigitte habrá rechazado a Emmanuel antes de enamorarse de él? ¿Cuántas veces se río de él y le dijo que no sea absurdo? Y cuando por fin la convenció y dejó a su marido por él ¿cuántas críticas de su familia, de la familia de ella y de sus amigos habrá recibido?
Seguramente suficientes como para ahora ser el presidente más joven de Francia, porque me queda claro que a Emmanuel le interesa un bledo que le digan: “no se puede”, “estás loco”, “eres un ridículo”. Se liberó de la necesidad de agradar a todo el mundo.
¿Qué responderá Emmanuel cuando alguien le dice “eso no se puede hacer”? ¿Qué significará para él la palabra rechazo? ¿Cómo sería tu vida si dejaras de temer el rechazo? ¿Es eso posible? ¿Cuántas cosas has dejado de hacer por temor a lo que otros piensen de ti?
Desde chicos nos han enseñado a evitar el rechazo y a constantemente buscar la aprobación. Está bien ser amable con las personas que nos rodean, pero hace daño dejar de hacer las cosas que queremos hacer por temor al rechazo y a la necesidad de aprobación.
Aunque intentes, jamás vas a poder complacer a todo el mundo y esto no significa que hay algo malo en ti, simplemente que todas las personas somos diferentes y tenemos gustos diferentes. No a todo el mundo le gusta el chocolate.
Por esto, es bueno que te preguntes: “¿Qué quiero hacer en mi vida?”, en lugar de “¿Qué le gustaría a los demás que hiciera en mi vida?” Ser aprobado por todos es una meta inalcanzable, más realista es hacerse amigo del rechazo.
Cuando te haces amigo del rechazo y lo aceptas como parte de la vida, dejas de huirle y por fin te atreves a hacer aquello que antes no hacías por temor a él. Que te rechacen no significa que seas malo, significa que estás intentando cosas nuevas; y al intentar no hay nada que perder, solo sumas posibilidades.
Para hacernos amigos del rechazo hay que exponernos a él, puedes hacer ejercicios simples como: sonreír o hablarle a un desconocido, invitar a salir a un chico/a que te guste, publicar contenido en una red social, etc.
Poco a poco descubrirás que el rechazo no es tan terrible como parecía y te atreverás a intentar cada vez más y más cosas y quién sabe, probablemente hasta terminas siendo presidente 🙂