Escuchar para sanar
Simplemente escuchando se pueden curar muchos malestares como tristeza, ansiedad, rabia e incluso llegar a acuerdos insospechados. Para que el ejercicio sea efectivo, tiene que cumplir un requisito indispensable.
La escucha tiene que buscar la comprensión del otro, en lugar de la mía ya que normalmente escuchamos las palabras de la otra persona, pero nuestra atención está puesta en el significado que éstas tienen para nosotros.
Así aparece la principal barrera en la comunicación interpersonal, nuestra tendencia espontánea a juzgar, evaluar: aprobar o reprobar los sentimientos, actitudes y creencias de la otra persona, entonces decimos comosas como: “no es para tanto”, “es razonable”, “etc.
Al sentirnos evaluados, nuestra comunicación es alterada por el “oyente-evaluador” si la evaluación es positiva, podemos decir más de lo mismo y si es negativa dejaremos de decir lo que estabamos diciendo o nos defenderemos. Los mecanismos de defensa son distintos en cada individuo.
Para escuchar de manera comprensiva hay que eliminar la evaluación y reemplazarla por curiosidad para entender el mundo del otro y sobretodo comprender¿qué es lo que lo hace pensar, sentir o actuar de determinada manera?
Nuestra opinión, no es tan necesaria como creemos, es más, si dejamos de opinar la mayoría de personas nisiquiera lo notan. En lugar de opinar, es mucho mejor comprender lo que el otro díce y esto lo hacemos: parafraseando lo que el otro dijo y a partir de acá tratar de adivinar qué sintió. Por ejemplo: “Llegaste tarde a la entrevista de trabajo que estabas esperando, entonces ¿debes de haber estado bien nervioso?” o “Te ganaste la loteria, y ¿estarás feliz ahora?” El otro será el encargado de confirmar si está siendo comprendido o no.
Solo a través de la comprensión la escucha cura, porque cuando el otro se siente comprendido y aceptado tal y como es, sin ser juzgado, siente la confianza para explorar su mundo interno y puede ponerle palabras a lo que siente.
Darle un nombre a lo que sentimos, nos permite entendernos, conocer qué es lo que estamos sintiendo y es recién cuando sé lo que siento que puedo aceptarlo y transformarlo; por esto es tan importante que nos escuchen.
Escuchar también es bueno para nosotros, porque enriquece nuestro mundo. Además, cuando la persona se siente comprendida, actúa de buena fe permitiendo llegar a acuerdos positivos e incluso construir vínculos sólidos.
Un ejercicio interesante, para que compruebes el poder de escuchar es por un día, dejar de opinar y en lugar de opinar, simplemente preguntar. Me gustaría saber, ¿cómo te fue?
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