Los juegos en los que participamos

 

Erick Berne observó la manera en la que los humanos nos relacionamos. Llamó caricia a cualquier acto que implique el reconocimiento del otro. Las caricias pueden ser positivas como; darte un “like”, decirte hola, sonreir, etc y también negativas.

Si no podemos conseguir positivas, buscaremos negativas, cualquier cosa, con tal de tener el reconocimiento del otro, entonces llego tarde, grito, etc. Las caricias son indispensables para sobrevivir, necesitamos del reconocimiento y la atención del otro. Unos necesitan más y otros menos, pero todos las necesitamos.

Si tú respondes mi caricia, tenemos una transacción, que es la unidad de las relaciones sociales. Hay distintos tipos de transacciones, hoy veremos las ulteriores, que ocurren cuando las personas dicen una cosa, pero en realidad quieren decir otra, ya que no reconocemos o nos avergonzamos de nuestros deseos y sentimientos.

Un juego es un conjunto de transacciones ulteriores, o sea transacciones en las que decimos algo, superficialmente aceptable con el objetivo de obtener otra cosa: es como una serie de jugadas con una trampa o truco  que disimuladamente me va llevando al final que quiero y a la vez no quiero.

El tema, es que no somos conscientes de nuestros juegos, porque no nos atrevemos a aceptar la ganancia real que obtenemos a través de éstos. Lo ideal sería buscar de frente la ganancia que quiero, en lugar de participar en el juego para obtenerla.

Berne, en su libro “Los juegos en los que participamos” identificó más de treinta juegos. El libro nos ayuda a descubrir nuestros juegos y explica cuál es su  dinámica.

Por ejemplo: un juego común entre esposos se llama: “Si no fuera por ti” en éste la Sra. se queja de que su marido la restringe en sus actividades sociales, por lo que nunca aprendió a bailar. Pasa el tiempo y el marido se vuelve más flexible.

La Sra. ingresa a clases de baile y se da cuenta que odia bailar; claro pero es mejor decir “Mi marido no me deja” que decir: “Odio bailar”. Ella, inconscientemente eligió un marido dominante, así tiene la excusa perfecta para no hacer aquello que teme diciendo: “Mi marido no me deja”, en lugar de “Me da miedo”.

Todos los participantes del juego obtienen una ganancia. Para el marido será estar con una mujer sumisa que acepta lo que él impone sin cuestionar nada, y esto le da a él libertad para hacer lo que quiera.

Sus amigas, juegan lo mismo que ella. Así cuando se reúnen, todas se quejan de lo que no pueden hacer por culpa de sus maridos. Si llega una nueva integrante del grupo y no juega lo mismo, no pertenecerá al grupo, porque el grupo comparte los mismos juegos.

Para reconocer mis juegos, debo seguir las siguientes recomendaciones: 

  1. Estar alerta a aquello de lo que siempre me quejo como: “Si no fuera por ti…”
  2. Escuchar las frases que repito constantemente, estas normalmente se dicen al final de un problema. Por ejemplo:  “Todos los hombres son iguales”, “No se puede confiar en nadie”, etc
  3. Darme cuenta mis temas de conversación con mis amigos, porque  mis amigos y yo jugamos a lo mismo.

Para salirme del juego tengo que ser honesta conmigo y darme cuenta cuál es la verdadera ganancia que éste juego me está trayendo. Para poder comenzar a obtenerla directamente y no a través del juego.

Si me da miedo bailar, simplemente tengo que  aceptarlo y decir: “no quiero bailar”,esto me  permitirá asumir la responsabilidad y el control de mi vida al ser coherente con mis deseos y  así poder salirme del juego para vivir una vida en armonía  con mis deseos y conmigo misma. 

Photo by Zoriana Stakhniv on Unsplash

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